Poemas de los niños muertos 





Los Pibes 

El humo fuma Pibes
alrededor del fuego.
Un tubo raspa como los muros los dientes    
un  hueso  pincha el corazón
y rebota la bocina del tren
en las paredes del cráneo, el paredón.  
¿Sentís el polvo donde nace la lengua?
Ese sabor lejano,   perdido...
Sin saber que es…
no saber que hay, no sé…  
de tras solo polvo,  ¿polvo?
¿No hay otra cosa?
O  que hay arriba…  arriba
 mas allá de las torres que nos tapan el sol.







El perro

Yo te amaba, y  te apague el corazón
Te rompí  (así  dijo el perro)
te deje boqueando como un pescado.
No sé qué es ésta tinta en mi piel
 ésta grasa de engranaje y carbón
(decía mientras se miraba las venas)
el tajo en la boca, esa media mirada  
la gorra tapándome el apellido, mi número y las orejas  
mi medio hueso de costilla en el pulmón
todo eso a un costado del río en la noche.   
Había que oler ese miedo  
para dejar de oler a muerte
había que tragar…
para dejar de sentir la sangre en el paladar
había que hundir la hoja brilloza en la noche para no pensar.
En nada. Nada. Solo el río llevándose el cuerpo de mis ojos.





Patadas

Pateaba al arco sin travesaño
La tarde después de la escuela…
Trepaba al único árbol del barrio.
Fumaba los juncos
Tiraba piedras al tren
Mataba sapos
Escondiéndome de la vieja loca de enfrente.

Y vos cantabas malas palabras
Prendías una fogata en el campito
Rompías la jeta de algún idiota  
Saltabas el muro de la escuela
Estallabas el vidrio, gritabas, saltabas la noche.
Espiábamos  por la cerradura de los baños
Mirábamos la luna con la cara hinchada por el fuego.
Meábamos  los hormigueros
Mirábamos  el vapor de las chimeneas,
la risa con hollín… los mocos llenos de tierra
  ESCAPATE…     PUTEALOS…   
                            CORRE…  NO VUELVAS.



  


Los barriletes


¿Te acordás de los barriletes?
La media caña
El papel,  se llamaba?
El ovillo en el palito.
El tiro… que difícil…
La cola,  el equilibrio del cometa
El viento debía ser suave pero  viento
Y  la shillet en las colas de los cometas
Que terribles…
Ah…  ¿cuántos barriletes te bajaste así?
Que guachos…  mirando el cielo azul
Riendo…  gritando golpeando las manos  
Y el viento llevándose las nubes
Con formas tontas… para siempre.






Por las vías

Caminando por las vías.
Cuando por las vías te olvidabas  
Caminando bajo el cielo azul
Llegabas al arroyo Pinazo  
Detrás de los barrios
Y atravesando el humo espeso
De la quema y el basural.
Cuando te ibas sin avisarle a los viejos
Con un palo para ayudarte a caminar
Un anzuelo pequeño
y  medio corcho en el bolsillo
Cuando por el llano sin árboles te perdías
Por el chaperío con antena y lona en medio del barro   
Llegabas al final… la línea
Donde nada sigue, donde nada es… 
Casi campo casi barrio casi pantano… todo casi…  
Ahí corría una franja de agua marrón oscura
Y bajando el puente, en el túnel bajo la sombra
 Había grandes puteadas escritas,  cuadradotas palabras negras
Pijas y tetas pintadas con grueso carbón de rayas gruesas
Restos de fogatas… restos de ropa y botellas rotas   
Yo no me preguntaba nada
No se…
Tiraba el corchito al río,
Quería ver  el reflejo de una mojarrita, mordiendo el anzuelo
Bajo el puente,  bajo aquel cielo azul.




    
Volver

Cuando vuelvo
Tengo el corazón lleno de humo
La sangre echada como un perro
En un costado de mí.
Y mi cara se parecer al mundo
Cuando vuelvo
Mi bolsillo tiene la mueca de un payaso
Caminando al costado de la ruta
 Entrando en mí calle
Mirando hacia  abajo  
Respiro,  tirándome el calor al pecho
Pero no alcanza, y hace frío.
Cuando vuelvo tengo el corazón lleno del mundo
Y siento el olor tempranito de las panaderías
Miro el sol, aun nada. Tengo hambre.
quiero un pedazo con mis dientes   
y que mueran los pájaros de mi cabeza .
el pan me salva de morir en la madrugada
su olor me llena el alma para seguir.





Por las calles

Por las calles oscuras
El puño del corazón
Pega  contra el hueso
La rejilla de las costillas
La calle llena de miradas
Calientan el aire de mi boca

La calle oscura
Siente el palpito bajo mis pies
Apenas una luciérnaga crepita

Por la calle oscura
Suena un rasposo güiro lejos
No mires, mira tus pies
Si vez una sombra cerca.
Corres.







Los cangrejos de las islas

“Los cangrejos cocoteros
Son mayoría en las islas de Hawái
Pesan casi  cuatro quilos
Y no saben nadar,
Sus huevos van de una isla a otra
Atravesando el mar…”
No puedo creer que exista eso!!!
Qué pensará un cangrejo de mí o el que se los come?
Yo que estoy del otro lado del mar azul
O del otro lado de la tele mejor…
Como es el sabor de un coco?
Como será sentir el viento así en mi cara?
Bañarme en aguas extrañas…
serán fría como la del baño?
si traigo un cangrejo…
seguro muere al otro día.
En el barrio nada exótico sobrevive
Solo gente, y casi…





Quién dice 

¿Quien dice lo que yo siento?
Quien sabe este garrón
Seguro los que no pueden
Seguro los que no

Quien ve por la ventanilla
Quien cruza el puente a esta hora
Seguro el que ayer vivía
Seguro el que ahora no

Quien traga la sangre del labio
Quien traga el moco del odio
Quien muerde hasta ablandar los dientes
Quien no vota ni opina ni sabe
Solo espuma en la boca

¿Quien dice lo que yo pienso?
En cráneo agujereado no cabe idea ni voz 
Hay un huracán de sangre
Y los ojos dicen palabras
Que nadie…       aún escribe.






La madrugada  

 La  madrugada es despeinada
Es después de la fiesta
Los globos rotos
La botella derrochada
Salir casa por casa
A pedir pedazos de pollo
Mezclados con pan dulce y vino
La madrugada nos desordena
Nos acomoda algo por adentro
Y nos miramos, nos comprendemos
Y no decimos mucho
Salvo un grito un pis humeante en la madrugada
En la vereda muerta de tiempo.
Vos sos bueno
No te va a ir bien
Miras para abajo y reís
Das la mano
Pones el hombro el pecho
No entendés mucho
Pero crees.
Vos sos bueno...
Y te van a dejar esperando
Los audaces van muy rápido para verte
Los amantes ven fuego en todas partes
No creo que vallan a saludarte en tu paciencia…
Sos bueno y te va a doler la lluvia
La noche sola aullando con los perros
Sos un gran amigo, un solitario
Sos bueno y no le tenes miedo a la nada
Te va a ir mal y sos bueno
Sos un gran amigo,  inconfundiblemente perdido en el mundo









De " Las mañanas y las madrugadas "




 Cómo



Cómo te digo la madrugada antes de morir.
La imagen polaroid de lo que somos
De lo que no queremos saber que somos
Esa belleza desalineada de media corrida
La mañana  desnuda otra vez, la risa despeinada
Las luces chocando botellas.
Las ventanas de flores muertas con olor aun,
El agua que descansa en la boca, y la luna arriba.
El baile quién sabe a dónde de los árboles.
Y  las ideas color rojo chocando chocando…
Y cintas naranja de la discusión  con el amarillo
Cómo digo las hojas, los adoquines y su memoria de pasos con otro ritmo.
Y tu boca. Lo que no está, lo callado y diurno.
La noche ya partida en un beso naranja y azul. Cómo lo digo…
¿Y si te guardo… del tiempo y el frío?
Cómo hacerte música y dejarte vibrando a mi lado.
¡Y  ya  sé que no! Ya se…
Pero cómo digo esta madrugada que va al día insoportable
Antes que caigan los gritos arañando de los techos…
Cómo digo este color, más parecido al aroma
Cómo digo esta melodía, más parecida a la memoria
Cómo digo el tiempo, ese río oscuro… esa brisa…
¿Caballito de madera?
¿Largas Paredes solas?   ¿La sombra del andén?
Cómo es, esto y aquello, como… y
ya se fue.  












Mañana de marzo

La mañana se levantó
con las camareras desnudas y solas
aburridas de mostrar sus piernas a los turistas
con el sabor ajando las medias
listas para la sopa del mediodía.
La mañana se cayó del bocado de los perros.
Y dulce las hojas se mezclan
con tu aliento vacío bajo la almohada tibia.

Marzo… en la memoria tumba ojos
y panza bajo los ríos boca abajo.
La flor cortada deja su alma en el aire.
No existe mañana, y llora tan apenas que no se ve.
No hay trenes… ni bondis ni taxis,
Dentro: la jaula llena de pajaritos de hollín.   
La mañana bosteza  y un libro respira comas,
puntos y quebradas, viento y aparte.
Ésta muerte, deliciosa y aburrida
de la primer pava temblando,
y el remolino del café, el pan quemándose…
no es nada… y vivimos… seguimos…
como un pan sobre el mantel.
Por último: una música busca mis dedos,
una palabra mi boca, un recuerdo mi frente
Y la mañana besa el cadáver luminoso de los estanques.
Un golpe, deja el eco aun sonoro,
de los huesos en al asfalto alcohólico. 








A la madrugada 


A la madrugada viene la poesía
Para contrarrestar los pájaros
Así rodando, escuchando trenes
La poesía viene a mí debajo de la lengua
Del fondo de la garganta
Del principio de mi panza
Del latido de mis pies
Del lado oscuro de mis ojos
En  la madrugada no hay mas
Y el agua de la noche fluye de la boca de lo muerto 
Ahogada de autos y rutas y murmullos y gritos que se van 
Cuando todo cerró sus manos, 
las letras murmuran como fantasmas
Caminan lentas,  pesada memoria de elefantes
Atravesando la pampa desierta de los desheredados
  






Chispa


Cómo no ser  perro
y ser más luz...
Cómo insinuar una flor
Y no tener un ramo tonto en la mano
Como hacer sin hacer la luna
Sin recitar como un moñito su dulce forma de café
Y que la veas como la vi.
cómo juntar la palabra y esto que me pasa,
entre el amor y la palabra “amor “
hay un río turbio y torrentoso:  
solo en la terraza,  mojándome los ojos
antes de dormir, en el roció de la madrugada.
Cómo llegar, como dedo  o  aliento o nariz
o como electricidad mejor,  así…
como una chispita en tu mejilla dulce dorada.





       De "Otras tardes"      

                  

                                I

Sé que voy a cruzarte bajo el puente azul de la tarde.
Aunque los pinceles me hagan llorar,
Suelo acariciarte los ojos húmedos de recuerdos…  




                                II

La ventana que llueve mira barcos anclados.
Y mientras yo quiero entrar en las palabras
Alguien ya las habita. ¿Quién duerme o canta ahí ?

 


                                III

Por los jardines desordenados mira un gato
Con manchas de mariposa y cola negra…
Y un cometa serpentea bajo el sol la risa de las galletitas…  







Tan mundo 



Duerme el cielo
Sobre la mañana clara
Como agua en la boca
Callada  
sobre un sueño
que trajiste de  ayer
de cuando éramos chiquitos
y rayábamos la vereda.
Eramos amigos
de  los perros y los árboles…

Que  tan solos estábamos  
a la hora de la siesta
sin grandes dando vueltas…

Guárdame aquel sueño
y luego préstame el recuerdo
así despierto al mundo
que esta tan solo hoy
tan solo…











Quiero



Quiero estar desierto.
Las ventanas lluviosas.
Quiero entrar en tus palabras
cantar en tu memoria
melodías descalzas.
Quiero olerte en la mañana
y llenar de flores mis pulmones
Quiero la mano dormida a besos…
la sonrisa, los ojos cerrados.
La bicicleta roja de la tarde cayendo…
El tiempo cantando en tus  mejillas 




El camino de la tarde


“En lo sonoro la luz se verifica

las vocales se inundan, el llanto cae en pétalos,

un viento de sonido como una ola retumba,

brilla y peces de frío y elástico la habitan.”

Pablo Neruda







“El día es radiante

Ha trascurrido la clara mañana

Y nos acercamos al mediodía;

El propio sol llameante ciñe

Todo lo que parece más querido y especial.”

Ray Bradbury






“La tarde mira al agua,

azul,

el agua es toda la tarde

azul.”

Juan L. Ortiz




“En la bóveda de la tarde cada pájaro es un

punto del recuerdo”

Julio Cortázar












El Camino de la Tarde

(2000-2007)












Comienzo

Atravesando

la cabellera del camino

el día cierra sus alas.

Los alambrados

van tristes de serlo.

Se pierde mi vista azul.

El día calla.

He dado el primer paso.

La luz se viste de rojo.

Un tren sigue su camino de acero:

Y la primer huella de la tarde

late en mí corazón solo.






La casa

La casa está vacía.

Tiene bondad y nostalgia

una dulce caricia

y un silencio de canela.

La pava, aún tibia el agua.

Su ventana, aún mira la memoria

Llena de pájaros.






A través del patio

Donde moran los pasos perdidos

como besos mudos del suelo.

Donde la lluvia, jaula de vidrio,

encierra pájaros y ventanas

que se abren dentro de mi.

Donde el alba se arrodilla

para morir en la boca cerrada del mundo.

Donde fui otro mojando mis pies

en la luz que nacía…

allí me senté a esperar tu vuelta

de la otra orilla que no crucé

y por los puentes, aromas del jardín,

te vi llegar de muy lejos,

atravesando aquel patio suspendido

que hay dentro de ese niño que fui.






El alma

La mañana tiene mermelada.

La tarde olla-ciruelas tierna y melancólica.

Las manos son de pan y mediodía.


Crepitan en la madera lo perdurable.

El horno-locomotora con bizcochuelo

transita en aromas el camino de la tarde.


La casa es una nave blanca

que mamá conduce hacia un sueño

de campos amarillos,

fotos diásporas y cintas naranjas.







Papas de la lluvia

La lluvia trae olor a papas

listas para vibrar

en la sangre amarilla

de un girasol hirviendo.

Ellas se dividen

llorando gotas de tormenta


Desarraigadas papas

de su tierra lejos.

Despojadas de su piel

lloran tristezas fritas de la lluvia.










Ada

Mamá riega las flores del jardín.

Se vuelve fuente de yeso, blanca,

Quieta paloma de agua.


Su bendición es para la tierra

y ella, grave y húmeda le responde

con un murmullo suave de césped.

Dios también se acerca a beber.


La paciencia moja las ramas del día.

Lluvia de las tuberías canta

y todo, todo es más hondo, más luz, más río.

Todo es Transparente dulce y más humano.



Para Mamá







El taller de la tarde

La tarde arma su taller

con misterio y aire.

Alza bastidores de horizonte.


Callada se posa

en el alma frágil

de todas las cosas.


La tarde trabaja en el recuerdo.

Despierta en los álamos.

Suelta caballos de trementina.


Luego cava un horizonte

por donde sopla,

Todo el dolor del mundo.








Árbol

Un gorrión entumecido

despierta la voz.

Visita mi árbol talado

en su costado con sol:

el rinconcito

que siempre te guardo quieto


Yo espero en silencio.

Blanda y dulce luz, la memoria

anida en mi rincón de sombra.

Y un pensamiento

come el pan de mi frente.







La nave de Mario

En los campos rueda su alma.

Su nave de lata golpea los destinos.

Remonta las rutas en trazos de cielo azul.


La memoria llama a sus huesos

que quieren descansar.

Pero hay siempre, una última aventura.


La nave de Mario humea, se queja,

lucha en su destartalado pliegue con farol y destino.


A un costado de la ruta

en la cintura del horizonte,

Le nace a Mario, una nostalgia

de adormecidos arados.

Sus manos callan como un martillo.




Para mi abuelo mario











Pasos

Tus amplios pasos

como patios

de cuando yo era niño,

en el tiempo

han dejado su pesadez.


Ha nevado en tu pelo

con la paz

que sólo trae el invierno,

y tus pies en la luna-palangana

son las cenizas del amanecer


Los gallos de tu mirada

aún cantan antes que mi reloj

y tu pensamiento,

camino de piedras

avanza con amplios pasos de sol.




Para Tony










Medidas

Medí tu sonrisa

con árboles y arena,

vieja nostalgia del mundo

que huele antes de la lluvia


Medí tu ausencia

con cielo y llanura,

tímida lagrima de estrella,

caricia liviana de relojes.


Medí hacia dentro,

piedra tirada al río.

Camino de criaturas pequeñas

entrando en la madera.


Tu boca mide tardes y lluvia.

El recuerdo, la piel

tienen la medida del mar:

Navíos blancos silenciosos bajo la luna?











Música

La música es azul

confusa distracción de la tarde.

Es lluvia que me dijiste,

es un adiós que me tatuaste

en un beso mojado.











Concierto

Bajo el concierto de la tarde

en la atmósfera se dibujan rayuelas

que nadie juega ni Salta.


En el balcón de la memoria

todas las cosas

se preparan, se inclinan para llorar.


Desde aquí las casas duermen

como tortugas solas y verdes

bajo la delgada cristalería de la luna.










Solo

Me quedé con la duda a cuestas.

Morí junto a la noche muda.


Guardé el desaliento

de no haber podido hacer

que deslices tus ojos por mi ventana.


Pensé demasiado tantas cosas.

Besé botellas y cigarrillos en mi lugar quieto.


Te vi sonreír con la mirada en otro lado.

La noche me dejó en su costado

con vagones llenos de humo.


Luego te dejé llena de otros sueños

en la puerta de tu casa

y me quedé con la brisa

de la madrugada entrando en el día.


Sentí que me quedaba solo

otra vez solo,

llevando mis pies por este mundo.











Vamos cantando

Vamos cantándole al fuego

que entra en la noche:

Oscuro lazo que no hizo a los dos


Vamos sin mundo

porque el nuestro es más bello

y lo hicimos con nuestra voz


Vamos entrando en la noche

porque el día es mañana

y no habrá más luz que nos duela


Vamos cantando de oscuro vino

copa que llora y nos abriga


Vamos resistiendo a la muerte

en el barco de tu guitarra,

nocturno pájaro de fuego.

Nuestra canción, tiene la afonía del alba.



Para Franco












Disparo

Corazón de tótem agazapado.

Galope de tierra lejos.

Palpitan piedras dormidas

en el fondo de tu arrollo quieto.


Tu abrazo es de fusiles enterrados.

La sonrisa duda en escaparse al aire

y tu sombra va con un cóndor en circulo


El cielo besará pies descalzos

el día que desentierren

gatillos y un corazón halado.



Al Chino y su país Bolivia











Mis hermanos

Mis hermanos cantan

con distinta voz,

pero ellos se visten

con el mismo día

que yo sueño cantando.




Para Sabrían, Franco y Luca











Lluvia

Callada de gotas

Las nubes rotas lloran

y sueltan los collares de la lluvia.


Manojo de estrellas muertas.

Galería de burbujas

avanza el cielo lleno de rayos.


Es el camino de la tormenta

su catedral de cuarzo sumergida

y su concierto sin orillas.


En ella la gruta de los peces

dispara flechas translucidas

que indican el largo camino del olvido.










Peine de tiempo

Peina distancias

y hay cuerdas en el horizonte.

En el mate se asienta

un alba dudosa de nomeolvides


En la mesa marrón

el vino se desangra

con mirada de caracol dormido

y una piedra en la orilla del cielo canta.


Acaricia ausencias

de hombres callados

como pájaros dormidos

que crecen en la nostalgia

como estatuas dando gritos


Peina distancias.

Y en las clavijas de la noche

algo se desordena.

Peina distancias pañuelos,

manos brazos gotas sangre guitarra.












Paraíso

Le crecieron países de las manos.

Arados cayeron de sus pies.

Soñó con un cigarro armado

en la boca de sus dedos.

Cantó noches enteras

y se hizo vieja su canción.

Calló con el día a cuestas

cavó terrible el mes de agosto

trajo su pañuelo de tierra a la frente.

Bajó de los barcos.

Subió a los cielos.












Café

Mi café ya tiene el frío del mundo.

La lluvia canta cosas que perdí.

Tiritan en la ventana

palabras que no te dije.

Camiones pasan por la ruta

rompiendo la grave muralla

de la tormenta.












Misterio

Un acorde habita en el aire

no tiene futuro, salvo mariposas.

Algo oculta la sombra de un árbol.

Algo de nosotros no evitó la muerte.


La tarde agita pañuelos inconclusos.

Flores componen un coro silencioso.


Besos sin retorno, notas se chocan por ahí

¿quién las juntará en una melodía?

La tarde se inclina leve, me ignora,

bebe del arroyo de los ojos del cielo muerto

y en su muerte que devora

el aire, mis ojos... tu boca

todo.











Arte de no morir

Con las notas que caen de tus pasos

y las palabras que van tomando

la forma de las cosas más soñadas,

esbozadas en tantas noches…

vos llegas a mí

cansada como la tarde

con su lomo extenso cubriendo los días.

Cruzas la calle,

el portón que dejo abierto para vos.

Pasas el pino que canta…

y entras por la puerta, por la ventana…

entras como el sol en la casa

y te sentás a tomar mate, y reís

y yo te cuento mis cosas

y hablamos de una canción y de otra

y las horas, se vuelven días-noches sin tiempo:

el instante mismo en el que nunca quise morir.





Para Nadia











Después de la lluvia

El día seca los manteles de mi abuela,

su brisa viaja llena de criaturas luminosas.

Un pececito rojo gira en una palangana rota

los ojos de un gato giran con el pez

la pollera del viento rosa mi frente

los broches danzan en su equilibrio relativo.

Que barco extraño…

este día después de la lluvia.












Mi estatua

Hice una estatua con mi silencio.

Ella está, siempre pensando en nada.

Cuando llueve se llena de memoria

Como una ruina olvidada de progresos.


Ayer la puse con su imagen sentada

en el jardín de mis abuelos

para que asuste a los gatos

que mean en la puerta.


Pero ella está en otra cosa,

no sé… ahora…

un pájaro canta en su cabeza.













Los juegos de la tarde

Los chicos no duermen la siesta.

Cuando los grandes duermen

ellos juegan bajo la tarde.

El peligro duerme inocente

en la sombra de un limonero.

El sonido de sus juegos

entra apenas

por el viejo oído de la casa

y por su ventana...

entra apenas un hilo de sol.


Cuando los grandes se levantan

empiezan a cantar las pavas,

el mate cocido y el pan

se sientan en la mesa.

Entonces los chicos abandonan

los juegos de la tarde.

Y un desvencijado ventilador

gira su polea loca de alambre y tierra,

llamando, lentamente,

a la brisa de la noche.










Río

Dormida. Suave, callada, húmeda.

En el sueño, su boca junta estrellas.

Se acuesta en una de sus cejas una flor.

Las torres blancas de sus hombros

se alzan de la espalda de su león recostado

como una playa dormida en su bestia.

Pájaro que duerme en la noche de un árbol,

silueta de luna menguante,

piedra blanca en el fondo de un lago.


Yo veo tu belleza que no sabes

El tiempo que trascurre en tu superficie.

Yo pienso y ella sueña que es un río,

el alma de un río, cuando duerme a mi lado.

Yo mojo la palma translucida de mis ojos

en su camino de lluvia, que dulce y definitiva

me olvida.











Cenizas

El sol muerde talones.

Trepa a las terrazas

amenaza mi nuca


Yo le doy la espalda

corro como puedo

sobre las dos miserias

que me dejó la noche


La brasa del sol

dobla las esquinas

y me da en la cara

me larga sus pájaros

que picotean

mi corazón aturdido


Ya voy murciélago apenas

a colgarme de una percha


La luz desnuda mi destino.

Tengo miedo a las cenizas.














Mundo

Enmudecí juntando grillos.

Te perdí con la noche.

Esperé desvelado

la inevitable luz del día.


















Fantasma

Pedalea esqueleto

la bicicleta del verano.

Ladran perros tus talones,

fantasma de dos ruedas

que desaparece y dobla

en las esquinas de la tarde-noche.


Pedal loco, sopla-tierra.

Nadie te ve silbar.

Pero yo sé que pasas

tirando piedras a los techos

puteando viejas

que te mandan a trabajar.


Viejo pájaro quemado,

siempre vas y te sentas

en ese bar lleno

de viejos amigos viejos

que ya no están.










El sauce

“Había una vez, un sauce en la casa de un querido amigo, en el que nos sentábamos a tomar mate y a escuchar música. Cuando a veces cesaba la conversación, después de un largo tiempo de estar allí, era inevitable dormirse por un instante, bajo la marea dulce de aquél sauce que siempre estaba cantando.”

El sauce es lluvia detenida.

Es fuente, caracol roto de Gaudí.

Debajo de él hay un lamento,

una lenta paciencia inclinada

a un arroyo de espejos rotos.


Yo duermo bajo su sombrero decaído

bajo su pensamiento amarillo.

El sauce tiene el sueño de volar,

cruje en la piel de su río seco,

y como un pájaro que nace de la tierra

nace su vuelo sombrío.


El sauce canta en su río vertical, quieto.

Sus navíos de hojas nuevas

surcan la memoria verde del árbol

y refresca las esperanzas

que se detienen debajo de él.


Extraña oración la del árbol

que nace y muere a la vez

desde su corazón, viejo molino

lleno de pájaros.


Él siente el estallido de la semilla

el castillo de las hormigas

en los parpados serrados de la tierra.

Él es un autentico puente

entre la tierra y el cielo.

Es la garganta melancólica del mundo.


Ayer fuimos niños, y el viejo sauce ya estaba allí

como un antiguo túnel que respira

edificando los andamios de los días

de los otoños, detrás de los inviernos

y anunciando los veranos inolvidables

de nuestra juventud.


Yo tuve un sueño, ayer, bajo sus recuerdos

más viejos que los míos.

Yo tuve un sueño, y el sauce gigante y tierno

con el viento lo cuidaba, y lo dormía.










La mano

“Una vez me caí del tren, y en el hospital pensé esto sobre la mano que me dolía mucho, después entré en el quirófano y mi muñeca nunca más giró igual”

La mano alza

como triunfo al hombre.

Todo lo que ella toca

halla su nombre

su color, su forma.


Ella crea las cosas a su medida.

Para ella son las puertas,

los bastones, las herramientas

los gatillos, las palancas.

Con ella se alzan trofeos.

Se derriban muros.


Su caricia es tan preciada.

Hay un botón rojo para su dedo.

Sus falanges son andamios

por donde trepan las ideas

que caen a la realidad, a la carne.


Mi mano sonríe cuando entra en tu pelo

cuando se muja en la oscuridad de tu boca.

Tu mano anda desnuda, callada por el mundo.

El hombre la traiciona:

Crea esposas y cadenas.


No todas las manos son iguales.

Hay manos inútiles

manos en bolsillos, debajo de axilas secas

hay manos que sueñan,

transpiran sucias de tierra y mundo.


La mano le cuenta a las hojas

a la madera, a la piel,

danza con las cosas

como un pez en el mar.

Ella respira como un árbol,

se abre como una rosa.


La mano late como un corazón

en su armadura roja como un guante

o pecado en su dulce piel de manzana.


El pasado está lleno de manos.

La mano es medida

la mano es ritmo

la mano es historia

la mano mira, piensa

el mundo es una mano que busca otra mano,

y la mía, con golpe de tren

triste, busca la tuya, perdida, callada, desnuda

que me abrace, que me sostenga,

que me junte de este triste suelo.


La mano se abre con el día, el día se alza lleno de manos

las manos se unen y deciden porque no todas son iguales:

Hay manos inútiles, hay manos asesinas

hay manos que pueden cambiar el mundo.











Caramelos

Tenés toboganes en la voz

y hamacas en tu pollera.

Los dos caramelos de tu mirada

Serán para mi boca?

Tus dedos bailan

en el último cigarrillo

de nuestra noche rota


Tenés una paloma dormida en la panza

un salto detenido de tobillo y mariposa.

Quiero cuando te reís

ese ratoncito blanco

que tiembla en tu boca


Quiero también tu dolor

para sembrarlo con nuevas estrellas

haciendo vibrar un beso lleno de besos

cargando de lluvia el cielo

soplando en tus manos una mañana

acariciando en tus ojos navíos lejos

hechos de luna y amaranto.












Ballena

Una ballena azul

se zambulle en el aire.

Va llena de caminos,

heridas que nadie transita

salvo la tarde


Su llanto es lejos y llueve:

aguda cuerda que tira

desde otro cielo hondo

de donde emerge


La ballena azul

mira con su ojo

al barco de mi esperanza.

Sabe que no la quiero par mí

sabe que amo inevitable

su enorme tristeza de puerto.


Ella nace. Bebe. Muere de mis palabras.










La última tarde

No te nombro,

porque ya sabes.

La tarde se termina.

Y soy más viejo.


Otros chicos juegan

nuevos juegos.

(El viento dice lo que siento)


No te nombro.

Te callo,

te guardo dentro de mí.


Tengo mi boleto de vuelta.

(El cielo va tomando nuevas formas)


El tiempo arma su bolso,

donde va mi corazón, vivo.

Cansado.









FIN